Trastornos depresivos

Lo primero que debemos tener en cuenta es que no es lo mismo tristeza que depresión. La tristeza es una emoción básica, inherente al ser humano, al igual que lo son la alegría, el miedo y la ira. En estos tiempos en los que la tristeza se equipara con elevada frecuencia a la depresión hay que decir bien alto y claro que estar triste NO es estar deprimido, estar triste NO es una enfermedad.

 

Ahora bien, cuando esta tristeza alcanza cierta intensidad y se acompaña de determinados síntomas específicos, tales como anhedonia (incapacidad para disfrutar o sentir placer); alteraciones importantes del peso corporal; alteraciones importantes del sueño; alteración de la psicomotricidad; astenia severa; sentimientos y pensamientos de culpa, de inutilidad o incluso delirantes; dificultad marcada para concentrarse o prestar atención; pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida y estos síntomas interfieren significativamente en nuestra vida personal, laboral, social o familiar nos encontramos ya con un trastorno depresivo.

Los trastornos mentales comunes están en aumento en todo el mundo. Entre 1990 y 2013, el número de personas con depresión o ansiedad ha aumentado en cerca de un 50%, de 416 millones a 615 millones según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), estimándose que en el año 2030 la depresión será la principal causa de morbilidad a nivel mundial. En marzo de 2018 la OMS publicó que tan sólo los trastornos depresivos afectan a más de 300 millones de personas.

Es muy importante señalar que la depresión puede convertirse en un problema de salud muy serio, especialmente cuando es de larga duración y de  intensidad moderada a grave, causando gran sufrimiento y alterando las actividades laborales, escolares, sociales y familiares del individuo. Y en el peor de los casos puede llevar al suicidio, lo que hacen desgraciadamente cerca de 800 000 personas cada año en el mundo, siendo el suicidio la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.

¿Cómo aparece una depresión?

Responder a esta cuestión no es sencilla. La depresión es el resultado de interacciones muy complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Los factores adversos y estresantes externos, unidos a nuestro carácter y personalidad, estilo de vida, circunstancias vitales, educación, genética, etc., pueden originar, en ocasiones, la aparición de un trastorno depresivo.

Según la última clasificación en el DSM-5 de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), los tipos de trastornos depresivos en población adulta son:

  • Trastorno depresivo mayor
  • Trastorno depresivo persistente (Distimia)
  • Trastorno disfórico premenstrual
  • Trastorno depresivo inducido por una sustancia o un medicamento
  • Trastorno depresivo debido a otra afección médica
  • Otro Trastorno depresivo especificado (depresión breve recurrente, depresión de corta duración)
  • Trastorno depresivo no especificado
Pero la depresión no es irreversible.

Hay tratamientos muy eficaces para tratar la depresión. Los profesionales sanitarios pueden ofrecer tratamientos psicológicos (como la activación conductual, la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia interpersonal entre otros tipos de psicoterapia), medicamentos antidepresivos y ansiolíticos o combinar simultáneamente la psicoterapia con la psicofarmacología, opción que suele ser la que mejores resultados ofrece.