Qué lleva a un padre a matar a sus hijos
Las agresiones a niños a manos de sus padres o padrastros, ya sea en casos vinculados a la violencia de género o de infanticidio, han proliferado estos días de verano con ocho víctimas mortales. Pero, ¿qué lleva a un padre a matar a su hijo?
Los trágicos sucesos de la semana pasada en Moraña (Pontevedra) y en Castelldefels (Barcelona), en los que perdieron la vida cuatro niños a manos de sus padres, han reabierto el debate entre la población y los expertos sobre las causas de estos parricidios.
El último menor, asesinado este miércoles, es un bebé degollado por su madre en el altar de la capilla del cementerio de Villa de Don Fadrique, en Toledo, un terrible suceso que ha consternado al pueblo y que aún investigan las autoridades.
En total, desde el pasado 30 de junio se han contabilizado cinco casos según los que han saltado a la opinión pública y la estadística de Menores Víctimas Mortales por Violencia de Género que recoge el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Este soporte sólo cuenta los casos en los que el victimario era el padre o la pareja de la madre y tenía como fin causar algún daño a su pareja, mientras que los homicidios perpetrados por las progenitoras se acumulan solamente en las hemerotecas.
Los últimos casos tienen mucho que ver con la violencia de género, con la necesidad de venganza hacia la ex pareja; y causarle el mayor dolor posible, matan a sus hijos. Sin embargo, no son los únicos, pues dentro de lo que técnicamente se conoce como filicidio son hasta cinco los perfiles que identificó en su día el psiquiatra Philip Resnick tras la investigación de cientos de casos: venganza, evitar un mal mayor al menor o un sufrimiento, un hijo no deseado, un filicidio psicótico y el accidental.
Pero, ¿cuáles son los motivos que pueden llevar a un progenitor a matar a aquellos que, en principio, más quieren? El Confidencial Digital se ha puesto en contacto con varios psiquiatras especialistas en la materia para conocer las causas.
Según el doctor Delio Guerro Prado, miembro de Saluspot y psiquiatra en la Clínica Delio Guerro, el parricidio (matar a los padres) suele cometerse por enfermos mentales o adolescentes, mientras que el filicidio (matar a los hijos) es aún más infrecuente incluso si se habla del síndrome de Medea. Me comenta que los enfermos mentales no tienen mayor riesgo de cometer filicidio y que eso supondría extender el estigma de la enfermedad mental.
El parricidio, término que designa la muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre o la madre según el diccionario de la RAE, suele ser cometido por varones adultos en los que existe una elevada prevalencia de patología psiquiátrica, especialmente esquizofrenia, consumo de drogas y/o alcohol y trastornos de la personalidad. Estas personas por lo general suelen estar solteras, conviven con la víctima y están desempleados o en situación económica precaria, no siendo infrecuente que no estuvieran en tratamiento en el momento del asesinato, ya sea por abandono del mismo o porque no estaban diagnosticados. Además, también existe el parricidio cometido por adolescentes, especialmente en aquellos víctimas de maltrato crónico o en familias desestructuradas.
El filicidio es, si cabe, más complejo, pudiéndose hablar de un “neonaticidio” que suele ser cometido por mujeres por lo general jóvenes y que viven en contextos socioeconómicos adversos y el filicidio propiamente dicho. En este último puede estar implicado, en el caso de las mujeres, una depresión postparto o una psicosis postparto. También se puede hablar de un filicidio altruista, cometido en el suicidio ampliado, en el que el suicida mata primero a sus hijos para “liberarlos” de una vida de penurias, un filicidio accidental fruto de un maltrato físico pero en el que no se buscaba la muerte del menor, un filicidio o neonaticidio del hijo no deseado y, por último, el denominado como síndrome de Medea, en el que se mata a la descendencia por venganza y para hacer daño a la pareja o ex pareja, pura maldad.
Distingue varios casos de asesinatos a hijos:
— Neonaticidio que se da cuando se asesina al hijo en sus primeras 24 horas de vida. Suele ser cometido por mujeres, una depresión post parto o psicosis postparto.
— Filicidio altruista: primero mata al bebé y luego se mata a sí mismo.
— Síndrome de medea: se mata a la descendencia por venganza, para hacer daño a la pareja o expareja.
Añade también que estos hechos dependen del contexto, por lo que puede ocurrir en diferentes contextos. No depende del entorno. En el caso de psicosis o depresión pueden estar implicados factores genéticos, psicológicos, ambientales, educacionales, situacionales. En el caso de filicidio o neonaticidio, además de los factores anteriores, afecta la existencia de problemas matrimoniales, un bajo nivel socioeconómico o un embarazo no deseado. En los casos por venganza suele ser el varón, sin que padezca un trastorno mental, al que simplemente le motiva el deseo de hacer daño a otro progenitor.
Concluye que es difícil, aunque no imposible, que el entorno se de cuenta y pueda ponerse sobreaviso. Si existen previas denuncias por malos tratos a la madre, órdenes de alejamiento o amenazas previas la familia debería alertarse. En otros casos, no existen antecedentes de violencia por lo que no se pueden establecer relaciones. La cifra de padres que valoran acabar con la vida de sus hijos es muy baja.
Por su parte, el experto en psiquiatría Carlos Chiclana afirma que no tienen porque ser patologías mentales las que llevan a una persona a cometer este tipo de crímenes. El 99% de las patologías mentales no conllevan agresiones o asesinatos. Esto le ocurre a personas que se niegan a aceptar la libertad que no ven al ser humano capaz de cometer estas barbaries.
Hay cuadros psicóticos donde el crimen se realiza de una manera desorganizada. En cambio, cuando todo está bien pensado es difícil creer que se trate de un cuadro psicótico. Esto ocurre en trastornos de la personalidad que suelen tener rasgos narcisistas. Los psicóticos son los recibidos por herencia, en cambio los psicopáticos son los causados por trastornos durante tu vida. Es imposible, a día de hoy, conocer si alguien va a cometer este tipo de delito. Si que existen algunas alteraciones cerebrales que se pueden comprobar. Actualmente, solo sufre un cuadro psicótico un 3% de la población y uno psicopático un 5%. Esto no implica que por tener un cuadro de estas características vayas a ser violento o matar.
Finalmente, Sergio García, especialista del Colegio de Psicólogos de Madrid, sostiene que ninguna patología mental produce el asesinato de un ser querido. Los síntomas comunes en los casos de las noticias de esta semana son las depresiones postparto, los sentimientos de rechazo hacia el hijo y sentimientos de destrucción hacia uno mismo y su recién nacido.
Si hay depresión postparto, se puede querer matarse a sí mismo, y al no percibir al hijo como un ser distinto a mi, le mata a él. Otro caso es el asesinato por compasión: si le gusta el mundo y le parece un lugar lleno de sufrimiento y desagradable, mato a su hijo y así no le hace vivir en este mundo.
La tercera hipótesis es un brote psicótico, que es una ruptura de la realidad y puede ser causado por diversas causas. La más común es el estrés potente. Sin embargo, sólo por las noticias no se puede diagnosticar. Se necesitan varias entrevistas con los pacientes para poder hablar de algún tipo de patología.
Estos comportamientos no son provocados por el entorno y tampoco tienen nada que ver con una familia desestructurada. Sin embargo, la red familiar hubiera podido evitar estos hechos si se alertase a los psicólogos, médicos y servicios sociales de que era necesario que estas personas fuesen tratados (si hubieran observado comportamientos inusuales o extraños).
Por lo tanto, la forma de prevenir estos problemas es que el entorno mande una “alerta roja” cuando ve pensamientos de muerte permanentes de un padre hacia un hijo o cuando tiene comportamientos de descuido o negligencia hacia un niño. Por otro lado, la prevención pasa por educar a la población sobre qué es la paternidad. Una sociedad sana que se preocupa de sus nuevas familias, sirve como apoyo para que se desencadenen episodios de agresividad.
Hay que tener claro que el riesgo cero de criminalidad no existe. La depresión postparto afecta al 15% de las madres, según un estudio reciente de la “guía infantil”. No hay un perfil concreto, aunque lo que suele suceder es que la persona no tenía apoyo familiar o de su pareja, o que vivía en una familia desestructurada o sin recursos económicos.
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